La primera característica básica de las personas emocionalmente inteligentes es su capacidad para reconocer sus propios sentimientos en un momento particular.
Es decir, su capacidad de percibir cuando están sintiendo amor hacia alguien, ira, tristeza, miedo, felicidad, disgusto, sorpresa, e identificar no solo la causa de esos sentimientos, sino también reconocer cuáles son las reacciones físicas que experimentan con cada una de estas emociones.
Algunas personas dicen sentir "mariposas en el estómago cuando estan ansiosas" al sentir miedo, sensación de que muchas agujas se clavan en sus manos".
Otro punto importante, es saber manejar esas emociones. La capacidad de reconocerlas implica ser concientes de nosotros mismos, es decir, saber que estamos sintiendo esas emociones y las ideas que tengamos sobre las emociones que experimentamos.
Hemos aprendido en la familia de origen emociones que son aceptables y cuáles no lo son, por ello a veces nos prohibimos reconocer que estamos sintiendo por ejemplo "envidia, celos, o la culpa" .
La expresión de nuestros sentimientos también es el izarlos verbal, si podemos hacer esto, nos apropiamos de ellos.
Para poder manejar sentimientos como la ira, tristeza, miedo, es necesario aprender a sacarlos de una manera sana: es decir, sin hacernos daño y sin hacerle daño a nadie.
Cuando somos niños expresamos los sentimientos impulsivamente y poco a poco con tal de ser queridos y aceptados modelamos nuestras respuestas.
Ahora, uno puede preguntarse ¿cómo puedo sacar esas emociones sin tener que gritar a la gente a mi alrededor o sin tener que tragarme la ira en una situación determinada y sentirme miserable? La buena noticia es que si hay formas de hacerlo, practicando deportes de raqueta: tenis, squash, por ejemplo: o simplemente descargando nuestra ira contra un cojín o un colchón.
También escribiéndolos y leyéndolos imaginando que se van del alma al leer. Si somos más adultos podremos hablar con la persona implicada luego de calmarnos. Dejar muy claro qué nos duele o no nos gusta y qué no estamos dispuestos a tolerar.
El conocernos a nosotros mismos implica ser concientes de nuestro humor, de nuestros deseos y necesidades y nuestras ideas sobre estos. Si logramos establecer relación con nuestros sentimientos es más probable que tomemos decisiones más acertadas en lo concerniente a nuestras relaciones.
Otro aspecto clave de la inteligencia emocional es de saber buscar mecanismos para motivarnos a nosotros mismos. Esto es especialmente importante cuando queremos lograr algo, cuando nuestras energías están enfocadas en la consecución de nuestros objetivos.
Las personas de éxito son las que tienen una meta a largo plazo y todos los días hacen algo para alcanzarla.
Por ejemplo, una persona desea tener una fábrica de muñecos. Se prepara, estudia, aprende a hacerlos, venderlos y va ahorrando y pensando que necesita socios y durante años planea y realiza pequeñas metas hasta que consigue lo que desea.
Poder entender nuestro ánimo en un momento determinado, es importante al tomar decisiones que nos afectan directamente.
Del mismo modo, saber controlar sentimientos es también clave para manejar situaciones difíciles o para mantener una buena relación con otras personas.
Si nuestros sentimientos se desbordan invadimos a las personas alrededor para protegerse ellas y se retiran.
Esto les permite de igual manera, no perder las esperanzas ni desanimarse ante una dificultad y seguir perseverando a pesar de las adversidades.
Es importante tener en cuenta que la inteligencia emocional no solo consiste en saber reconocer y manejar nuestros sentimientos de forma adecuada, sino también saber reconocer y entender los sentimientos de los demás, esto es lo que se llama empatìa.
Las personas con esta habilidad tienen mucho más éxito en sus relaciones interpersonales pues son mucho más sensibles ao que los demás quieren o necesitan y se pueden adaptar más fácilmente a cualquier situación o lugar.
El ser emocionalmente inteligente no es un privilegio reservado para unos pocos, mas bien es una habilidad que todos podemos alcanzar con un poco de paciencia. La clave está en saber discriminar sus sentimientos y llamarlos por el nombre: "estoy triste, siento rabia, tengo miedo.
Trate de igual manera de hablar de ellos, se quitará un peso de encima.
Mar consciente de lo que las otras personas están sintiendo, póngase en los zapatos del otro y sea receptivo a las necesidades y deseos de los demás.
En época de crisis no se desanime, trácese metas alcanzables, siga adelante y no pierda de vista su objetivo.
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